Estimadas mujeres blancas,
Soy una mujer que no puede dormir esta noche. No lo puedo hacer. Hay otras que están conmigo…me siento aquí, sola en la obscuridad, y de todos modos las puedo sentir, aquí conmigo. Esta convención hizo que algo se soltara en la fosa de mi estómago, que mi esófago se ahuecara.
No nos den la espalda. No se olviden cómo llegamos aquí.
De hecho, ya hemos estado aquí antes. Nos hemos parado en este cruce de caminos todos los días.
Mi sangre conoce las historias de cuando algunas de sus madres llegaron a estos cruces y luego, se dieron vuelta en dirección hacia donde hay una puerta que se cerró detrás de ellas. Es una ilusión el que una puerta que nos divida, les pueda servir de algo. Que pueda permanecer cerrada. Más importante aún, es una dirección equivocada. Te puedes quedar atrapada ahí. Cuando lo estás, no puedo sentir tu poder. Solamente puedo sentir tu espalda. A veces intentas alcanzar mi mano Latina de piel clara, y tratas de jalarme junto a ti. Y aún cuando puedo admitir que a veces me he tropezado en esa dirección, que he perdido pasos, que he tomado pasos de más, que he brincado pasos en el camino…ese no es el camino que tomaré, que puedo tomar. Estoy enraizada en este suelo—en esta tierra que es el único sendero que mis pies pueden caminar. Mi abuelita sentó las pistas que me guían. Mi camino no va en aquella otra dirección.
Pero esta noche tengo miedo. Tengo más miedo que otras noches. Lo que me asusta más no es la obscuridad que se acerca. Es la presión que se está moviendo abajo hacia mi esófago, un vacío que está succionando el aire que necesito para confiar. Cuando existe ese vacío, ese silencio, ese hoyo…se coloca entre tú y yo. No te puedo sentir conmigo, con nosotras. ¿Nosotras?…me he comenzado a sentir como una mamá osa salvaje. Pero…entonces mi humanidad aclara mi visión. Y, te puedo ver.
Quiero descansar esta noche. Eso significa que tengo que confiar. O, por lo menos, practicar la confianza.
Así que…déjame decirte que…uno de los momentos de la convención DNC de anoche que quiero que se quede conmigo es…el reconocimiento que sentí al ver el abrazo entre madre e hija. Una hija que se siente tremendamente orgullosa de su madre. Y una madre que tiene la confianza de que ha trabajado para darle nuevas oportunidades a su hija. Una madre y su hija. Una hija y su madre.
Pensé acerca de mi mamá. Mi abuelita. Mis dos hermanas, mis sobrinas y todas mis tías y primas…mi hija que todavía está por nacer…
Esta noche, para poder descansar, trato de imaginarme a este país como un país en donde mis hijas y madres chicanas—en donde las hijas y madres negras, las hijas y madres indígenas de América, las hijas y madres inmigrantes, las hijas y madres musulmanas, todas están completamente abrazadas. Me permito el placer de imaginarme un país en donde las vidas de la hija y de la madre están envueltas en cada par de brazos, que son tan valiosas como la vida de cualquier madre e hija.
Esta imagen me regresa mi aliento. Me llena de gratitud que estamos, ahora mismo, entre mujeres que han construido el movimiento por la vidas negras—un movimiento que hace a este país una posibilidad para todos y todas nosotras.
Así que…no nos des la espalda. No estaríamos en este crucero sin el trabajo y liderazgo, y el amor de todas las madres e hijas quienes construyen movimientos, y quienes no están paradas en ese escenario. Mujeres y niñas que no fueron nominadas para estar en ese escenario y quienes, sin embargo, han construido la plataforma sobre la cual esas mujeres están paradas…así que…no nos des la espalda. Tú nos necesitas. Vamos a practicar la confianza, juntas:
#ImWithUs … y voy a luchar como endemoniada, y verter mi amor en una lucha para asegurar la victoria electoral de esta mujer, y esta hija. Y lo haré porque la seguridad de tantas otras madres e hijas requiere que luchemos esta batalla. Es—gracias a ti Assata—nuestro deber ganar.
Y entonces seguiremos.
Escojo practicar la esperanza que habrá más de nosotras moviéndonos juntas por el camino dignificado—un camino hacia la plenitud de nuestra humanidad, que solamente se desvelará cuando aprendamos a no dejar atrás a otros y otras en el camino. Escojo vernos a nosotras en ese camino.
Te pido que no cierres la puerta detrás de ti—que no dejes a otras afuera—pues te encerrarás a ti misma. Y nosotras regresaremos por ti, como lo hacemos, pero eso es fatigante—y el camino hacia delante está enfrente de nosotras. Así que sigamos moviéndonos.
Ahora, al finalizar de escribir esta carta, hay un amanecer que se asoma por mi ventana. Me quedaré despierta para verte en la mañana.
Jodeen Olguín-Tayler serves as the Vice President, Policy and Strategic Partnerships of Demos and Demos Action. Prior to her time at Demos she served as the Campaigns Director at the National Domestic Workers Alliance, Organizing and Digital Campaigns Director at Caring Across Generations and Deputy Field Director at MoveOn.org. A South-West born Chicana from a family of sheep ranchers, Jodeen brings a strong movement building orientation to all of her work, and is a practitioner of social change strategies that integrate normative and cultural change work with policy solutions and structural transformation.